La Suma de Todos los Males
Una Epidemia…
La suma de todos los males
¿Cuál es el problema más grande de las personas cerca del 2020?
Hoy en día vivimos en un mundo que no se sabe estar quieto. Siempre estamos corriendo de un lado al otro, tenemos un millón de cosas que hacer y además de todo, nos tenemos un fuerte compromiso para la vida social. Ahora, cada vez las personas se preocupan más por tener más experiencias y viajes, siempre estamos viendo como cómo solucionarnos la vida para vivir más cómodos y no tenemos paciencia para esperar por algo. Pero, ¿se han dado cuenta que entre más cosas tenemos menos disfrutamos?
Existe un grandísimo mal llamado que casi nadie conoce. Éste tiene la incapacidad de saber disfrutar en presente, nos hace angustiarnos por el pasado y preocuparnos por el futuro incierto. Se los presento: Se llama acedía y es la apatía de vivir. “la incapacidad de disfrutar el pre-sen-te.” (Anselm Grun, La Sabiduría de los Padres del Desierto)
¿Se han fijado las “crisis” por las que pasamos? Por ejemplo, ¿cuánta gente termina de estudiar una carrera y entra en depresión por no saber qué sigue? Ó, ¿cuánta gente se siente frustrada por no alcanzar cierto nivel de ganancias económicas a una corta edad? ¿Cuántos vivimos pensando en lo que el otro tiene o ha conseguido y nos hace sentirnos mal respecto a nuestras vidas? ¿Quiénes no viven culpándose por los estándares impuestos del debiera ser social?
Todo esto y muchas otras cosas son causadas por la acedía, ese mal que nos presiona para pensar que el pasto siempre es más verde en el jardín del de al lado y no en el nuestro. Nos ciega y no nos permite gozar de lo que tenemos, disfrutar del presente y provoca tristeza al alma. En mi caso, me hace compararme con las personas más cercanas en mi vida y cuestionarme ¿por qué yo no?
Pienso que la acedía nos provoca el no poder disfrutar de la vida al grado que siempre estamos inconformes y buscando más y cómo podremos deleitarnos en ella. Al buscar en todo momento conseguir más cosas banales para vivir y tratar de llenar ese vacío que sentimos, no nos damos cuenta que solo necesitamos voltear a ver las cosas buenas que sí tenemos antes de que se nos escapen.
¿Han oído hablar del famoso “Domingo de bajón”? Creo que ahora la gente como no sale de fiesta, a eventos sociales, regresa de viajes en esos días, piensa que no puede gozar a un ser querido o simplemente sentarse a leer un buen libro, ver una película, estar en soledad para pasarla bien y vive abrumada pensando que al día siguiente es lunes y tiene que volver a la rutina. Entonces, nos empezamos ahí a angustiar por un futuro próximo.
También creo que la acedía nos vuelve intolerantes e inadaptables a cualquier cambio. Sí la vida nos pone en una situación inesperada, en un lugar donde no pensábamos que íbamos a estar, o nos confronta con un problema, nos empezamos a cuestionar todo lo que se ha quedado en el pasado, aferrándonos a él como sí fuera lo único que tenemos. Al mismo tiempo, nos empezamos a preguntar que es lo que pasará en un futuro como si dependiera al 100% de nosotros.
Por último, la acedía nos provoca un miedo de querer disfrutar la vida. Nos da pánico el compromiso por el ¿qué tal si no funciona? Y es muy chistoso porque mientras no queremos comprometernos, nos aferramos a otras cosas que nada más nos esclavizan y nos las podemos dejar ir. Vivimos con culpas y resentimientos que no queremos soltar.
No se habla mucho de este mal, pero creo que si se hiciera más conciencia de todo lo que nos esta provocando a nivel mundial, podríamos ponerle un alto por lo menos empezar una lucha contra esto. Creo que sí estamos aquí es para aprender a vivir en alegría y lo más humanamente posible, sin cargar el peso de lo que no podemos cambiar de nuestro pasado, sin la angustia de un futuro incierto pues nadie tiene la vida comprada, y finalmente explotando nuestros presentes con lo que nos toca hacer en el ahora.
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